La Artritis Reumatoide es una Enfermedad Autoinmune, es decir, el cuerpo monta un ataque contra sí mismo. En el caso de esta enfermedad, el ataque es dirigido contra las articulaciones.
La principal manifestación de este padecimiento es la inflamación de las articulaciones, principalmente las de las manos, muñecas, nudillos y dedos. Aunque se trata de una enfermedad que puede afectar cualquier articulación.
Tabaquismo: único desencadenante conocido de la enfermedad
Las causas de la Artritis Reumatoide no se conocen con exactitud. Algunas investigaciones han señalado el Tabaquismo como el único desencadenante de esta enfermedad. Aunque, más que una causa, se consideran factores de riesgo que predisponen el desarrollo de la enfermedad, otros pueden ser:
- Edad y sexo: Esta enfermedad es más común entre los 40 y 60 años, siendo las mujeres las que tienen mayor riesgo a desarrollarla
- Predisposición genética: Antecedentes familiares, específicamente, ciertos marcadores como el HLA-DR4 se han asociado con esta enfermedad
- Factores ambientales: Algunos tipos de infecciones virales y bacterianas se contemplan como factores de riesgo
- Hormonas: Los cambios hormonales que ocurren durante el embarazo o la Menopausia pueden influir en la Artritis Reumatoide
Tratamientos para la Artritis Reumatoide
Medicamentos
Los tratamientos farmacológicos son fundamentales para manejar esta enfermedad. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos ayudan a reducir el dolor y la inflamación. Los corticosteroides pueden controlar la inflamación más severa. Los medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad y los agentes biológicos son cruciales para ralentizar la progresión de la enfermedad y prevenir el daño articular.
Terapias Físicas y Ocupacionales
Las terapias físicas y ocupacionales son importantes para mantener la movilidad articular y la función. Los Fisioterapeutas pueden diseñar programas de ejercicios personalizados para fortalecer los músculos alrededor de las articulaciones y mejorar la flexibilidad. Los terapeutas ocupacionales pueden ayudar a los pacientes a adaptar sus actividades diarias para minimizar el Estrés en las articulaciones afectadas.
Cambios en el Estilo de Vida
Adoptar un estilo de vida saludable es esencial para manejar la Artritis Reumatoide. Dejar de fumar, mantener un peso saludable y seguir una dieta equilibrada rica en antioxidantes y ácidos grasos omega-3 puede ayudar a reducir la inflamación. Además, el ejercicio regular de bajo impacto, como la natación o el yoga, puede mejorar la salud general de las articulaciones.
Cirugía
En casos graves donde el daño articular es extenso, la cirugía puede ser necesaria. Las opciones quirúrgicas incluyen la reparación de tendones, la fusión articular y la sustitución total de la articulación.
