Procedimiento mínimamente invasivo utilizado para tratar la hiperplasia prostática benigna, una afección común en hombres mayores que causa agrandamiento de la próstata y problemas urinarios.
¿Qué es el tratamiento de Embolización Prostática?
La Embolización Prostática es un tratamiento mínimamente invasivo para mejorar los síntomas de la Hiperplasia Prostática, es decir, el síntoma urinario. En términos simples, consiste en introducir un catéter pequeño por una arteria del paciente y, guiado por imágenes de Rayos X, estos catéteres llegan a las arterias que irrigan la próstata.
Una vez en posición adecuada, se inyectan pequeñas partículas a través de los catéteres, las cuales van hacia los vasos sanguíneos prostáticos distales y logran disminuir el tejido prostático por Isquemia.
Finalmente, la Embolización provoca una disminución del tamaño de la Próstata en general, lo que a su vez reduce los síntomas de obstrucción urinaria que sufren estos pacientes.
¿En qué casos se utiliza?
La Embolización Prostática es un tratamiento que está comenzando a ser utilizado con mayor frecuencia como una opción mínimamente invasiva y alternativa a la cirugía tradicional de la Próstata. Se recomienda en pacientes que han estado bajo tratamiento médico durante meses o años para sus síntomas de obstrucción Prostática y que, por alguna razón, deciden suspender el tratamiento farmacológico, generalmente debido a reacciones adversas.
Estos pacientes buscan una solución alternativa que no implique una agresión importante a su organismo, como lo sería la cirugía tradicional. En este contexto, la Embolización Prostática se presenta como una opción intermedia.
¿Cuáles son las ventajas de la Embolización Prostática frente a los enfoques quirúrgicos tradicionales?
Las ventajas de este tratamiento se relacionan con su carácter mínimamente invasivo en comparación con la cirugía tradicional. Entre ellas se incluyen:
- Menor morbimortalidad quirúrgica, ya que es menos agresiva para el paciente
- Menor tiempo de estadía hospitalaria
- Menores síntomas postoperatorios
- Recuperación más rápida y reincorporación temprana a la vida cotidiana
Estas ventajas también se observan en otras Técnicas Urológicas Mínimamente Invasivas. Sin embargo, la embolización prostática tiene un beneficio específico en comparación con las técnicas transuretrales: reduce significativamente las complicaciones relacionadas con la Eyaculación Precoz o la Disfunción Eréctil Postratamiento. Este factor es clave para muchos pacientes, ya que minimiza los efectos adversos de la intervención.
¿Qué criterios se consideran para determinar si un paciente es candidato?
La selección de pacientes candidatos a Embolización Prostática es un proceso multidisciplinario que involucra a un Urólogo especialista en Próstata y a un Radiólogo Intervencionista. Este último evalúa al paciente en consulta para determinar si es candidato al procedimiento o si requiere otro tipo de tratamiento. Además, solicita una serie de exámenes previos a la intervención y, posteriormente, remite al paciente al Urólogo, quien también realiza estudios urodinámicos para confirmar la indicación del tratamiento.
¿Qué tan rápido es el tiempo de recuperación?
El tiempo de recuperación es rápido. Los pacientes pueden recibir el alta el mismo día del procedimiento o, si el procedimiento termina tarde, optar por salir al día siguiente al mediodía. Generalmente, la hospitalización no supera las 24 horas.
Otra ventaja de este tratamiento en comparación con la cirugía tradicional es que raramente requiere el uso de sonda vesical (sonda Foley) ni presenta casos de retención urinaria. Sin embargo, algunos pacientes pueden experimentar síntomas de irritación vesical durante dos o tres semanas. Es importante informar a los pacientes sobre esta posibilidad para evitar preocupaciones innecesarias. La disminución del tamaño de la próstata y la mejoría en la facilidad para orinar se hacen evidentes entre la tercera y cuarta semana posprocedimiento.
Es fundamental que los pacientes conozcan esta nueva modalidad de tratamiento, la cual no busca reemplazar los tratamientos actuales, sino complementarlos. La clave está en seleccionar a los pacientes adecuados para esta terapia, asegurando así resultados óptimos y una mejor calidad de vida.