Estrés Térmico: Cómo el calor y el frío extremos afectan tu salud
El cuerpo humano está diseñado para funcionar de manera óptima dentro de un rango estrecho de temperatura interna, que va de los 36.5 °C a los 37 °C. Cuando el organismo se expone a temperaturas ambientales muy elevadas o extremadamente bajas, puede presentar un desequilibrio térmico que afecta su funcionamiento, condición conocida como Estrés Térmico.
Este fenómeno se ha vuelto cada vez más relevante en el contexto del cambio climático, y representa un riesgo creciente para la salud pública, como advierten distintas instituciones científicas.
Un riesgo creciente en un clima cambiante
El Estrés Térmico es una respuesta del organismo a condiciones climáticas adversas que afectan su capacidad para disipar el calor (en condiciones de altas temperaturas) o para conservarlo (en condiciones de frío intenso). Este desajuste puede alterar las funciones cardiovasculares, respiratorias, neurológicas y renales, generando desde malestares leves hasta consecuencias potencialmente mortales.
Un artículo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de Brasil, que cita investigaciones de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz), advierte sobre los riesgos de aumento en la mortalidad por Enfermedades Cardiovasculares y Respiratorias derivadas del Estrés Térmico. Los efectos son más evidentes durante olas de calor, inviernos extremos o en personas expuestas de forma prolongada a condiciones climatológicas adversas.
Estrés Térmico por frío: ¿qué ocurre en el cuerpo?
Cuando las temperaturas ambientales bajan drásticamente, el cuerpo comienza a perder calor con rapidez. Si esta pérdida excede la capacidad del organismo para generar y conservar calor, se produce Hipotermia, una condición clínica grave en la que la temperatura corporal desciende por debajo de los 35 ºC.
Los síntomas más comunes incluyen:
- Escalofríos intensos
- Pérdida de coordinación
- Confusión mental
- Dificultad para hablar
- Respiración lenta
- Pulso débil
En casos severos, la Hipotermia puede desencadenar fallas en el sistema nervioso central, el corazón y los pulmones, llevando incluso a la muerte si no se actúa a tiempo. Esta situación es común en personas que se encuentran al aire libre sin la vestimenta adecuada, en escenarios de desastres naturales o en poblaciones sin acceso a calefacción.
Estrés Térmico por calor: efectos del sobrecalentamiento
El otro extremo del Estrés Térmico se presenta cuando las temperaturas son elevadas y el cuerpo no logra disipar el exceso de calor a través de mecanismos como la sudoración o la vasodilatación periférica. En estos casos, puede ocurrir una acumulación progresiva de calor en el organismo que afecta su funcionamiento.
Los síntomas más frecuentes son:
- Fatiga extrema
- Mareos y desorientación
- Náuseas y vómito
- Dolor de cabeza
- Sudoración excesiva o, en casos graves, ausencia de sudor
Cuando el calor extremo se combina con una alta humedad relativa, el riesgo se multiplica, ya que la evaporación del sudor se dificulta, impidiendo la correcta termorregulación. Si no se actúa rápidamente, puede aparecer el Golpe de Calor, una emergencia médica que requiere atención inmediata.
Las consecuencias del Estrés Térmico en la salud pública
Investigaciones recientes, como las de la Escuela Nacional de Salud Pública Sergio Arouca (ENSP), también vinculada a Fiocruz, han documentado un aumento en los casos de hospitalización y mortalidad durante periodos de calor o frío extremos. Las enfermedades más asociadas al estrés térmico son:
- Infartos Agudos de Miocardio
- Accidentes Cerebrovasculares
- Enfermedades Respiratorias como el Asma o la EPOC
- Deshidratación Severa y Fallo Renal
Además, el Estrés Térmico puede impactar la salud mental, ya que las temperaturas elevadas están vinculadas con un incremento de los Trastornos del Estado de Ánimo, el Insomnio y la Irritabilidad.
También se ha documentado una relación entre el aumento de la temperatura y la mayor propagación de enfermedades transmitidas por vectores, como el Dengue, Zika y Chikungunya, debido a la proliferación del mosquito Aedes aegypti.
Grupos vulnerables
No todas las personas enfrentan el Estrés Térmico con la misma capacidad. Los grupos de riesgo incluyen:
- Adultos mayores, debido a una menor capacidad de regulación térmica
- Personas con Enfermedades Crónicas, como Diabetes, Hipertensión o afecciones respiratorias
- Mujeres embarazadas, que pueden experimentar fluctuaciones de la presión arterial y aumento de la frecuencia cardíaca
- Niños pequeños, que tienen una menor reserva de agua corporal y una termorregulación aún inmadura
- Trabajadores al aire libre, expuestos durante largas jornadas a condiciones térmicas adversas
Cambio climático y temperaturas extremas
El cambio climático es un factor determinante en el aumento del estrés térmico a nivel global. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el calentamiento global figura entre las 10 principales amenazas para la salud pública en el siglo XXI.
El estudio de Fiocruz concluye que las proyecciones climáticas indican un incremento progresivo del Estrés Térmico, especialmente en regiones tropicales como América Latina, donde las temperaturas extremas se están volviendo más frecuentes.
Medidas preventivas
La prevención del Estrés Térmico es fundamental para evitar consecuencias graves. Algunas recomendaciones clave incluyen:
- Evitar la exposición directa al sol o al frío extremo por periodos prolongados
- Hidratarse constantemente, incluso si no se tiene sed
- Usar ropa adecuada, térmica o ligera, según la temporada
- Mantener ventilados o climatizados los espacios interiores
- Reconocer síntomas tempranos como mareo, debilidad o confusión
- Buscar atención médica inmediata ante signos de Golpe de Calor o Hipotermia
El Estrés Térmico es una condición cada vez más frecuente, cuyo impacto en la salud individual y colectiva no debe subestimarse. En un mundo marcado por el cambio climático, estar informados y adoptar medidas preventivas puede marcar la diferencia entre una molestia pasajera y una emergencia médica grave.