A medida que la población envejece, emergen nuevas condiciones de salud que requieren atención médica especializada. Una de estas es la Sarcopenia, una afección caracterizada por la pérdida progresiva de masa muscular, fuerza y rendimiento físico.
Según estudios recientes, afecta al 14% de los adultos mayores de 65 años, aunque su prevalencia puede ser aún mayor si se incluyen personas con Enfermedades Crónicas o estilos de vida sedentarios.
Lejos de ser solo una consecuencia "natural" del envejecimiento, la Sarcopenia es reconocida como una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y tiene importantes implicancias para la autonomía, calidad de vida y riesgo de mortalidad.
¿Qué es la Sarcopenia?
La Sarcopenia se define como una pérdida progresiva y generalizada de masa y fuerza muscular esquelética. No es lo mismo que Debilidad o Fatiga, sino una condición clínica que puede afectar profundamente la movilidad, el equilibrio y la capacidad funcional de una persona mayor.
Según el European Working Group on Sarcopenia in Older People (EWGSOP), la Sarcopenia se clasifica en:
- Presarcopenia: pérdida de masa muscular sin reducción en fuerza o rendimiento físico
- Sarcopenia: pérdida de masa muscular acompañada de disminución en la fuerza muscular o el rendimiento físico
- Sarcopenia severa: cuando los tres parámetros están comprometidos (masa, fuerza y funcionalidad)
Causas y factores de riesgo
El proceso natural de envejecimiento lleva a una disminución progresiva de las fibras musculares, especialmente las tipo II, que son responsables de los movimientos rápidos y de fuerza, lo que lleva al desarrollo de la Sarcopenia. A partir de los 30 años, se estima que se pierde entre un 3% y 8% de masa muscular por década, y esta tasa se acelera a partir de los 60 años.
La falta de ejercicio, en particular de resistencia o fuerza, es uno de los principales factores de riesgo modificables. El sedentarismo es especialmente común en adultos mayores chilenos, lo que agrava la pérdida muscular.
Algunas Enfermedades Crónicas, como:
Estas enfermedades pueden provocar inflamación crónica o Malnutrición, contribuyendo a la Sarcopenia.
Además, una ingesta insuficiente de proteínas o calorías, algo frecuente en adultos mayores, disminuye la síntesis proteica muscular y favorece la degradación muscular. La reducción de testosterona, estrógenos, hormona del crecimiento e IGF-1 también está asociada a la pérdida de masa muscular.
¿Cuáles son los síntomas de la Sarcopenia?
Los signos de la Sarcopenia pueden ser sutiles al inicio, pero progresan con el tiempo si no se trata:
- Disminución de la fuerza, especialmente en extremidades superiores e inferiores
- Dificultad para levantarse de una silla sin apoyo
- Caídas frecuentes
- Lentitud al caminar o al subir escaleras
- Pérdida de Peso involuntaria
- Sensación de debilidad generalizada
Estos síntomas no solo limitan la movilidad, sino que aumentan el riesgo de dependencia y hospitalización.
Diagnóstico: ¿cómo se detecta la Sarcopenia?
El diagnóstico de Sarcopenia se basa en tres pilares: masa muscular, fuerza muscular y función física:
Fuerza muscular
- Dinamometría de mano: mide la fuerza de agarre. Valores por debajo de 27 kg en hombres y 16 kg en mujeres son indicativos de Sarcopenia
Masa muscular
- Absorciometría dual de rayos X (DXA): método más preciso para medir la masa magra corporal
- Bioimpedancia eléctrica (BIA): más accesible y de bajo costo
Función física
- Velocidad de la marcha: una velocidad inferior a 0.8 m/s es sugestiva de Sarcopenia
- Prueba de levantarse de la silla o test de los 5 tiempos
Criterios de diagnóstico EWGSOP2
El grupo de trabajo europeo sugiere el siguiente algoritmo diagnóstico:
- Fuerza muscular baja = sospecha de Sarcopenia
- Fuerza muscular + masa muscular baja = Sarcopenia confirmada
- Función física disminuida = Sarcopenia severa
Opciones de tratamiento de la Sarcopenia
Aunque no existe una cura definitiva, la Sarcopenia puede ser prevenida, detenida e incluso revertida con intervenciones específicas. El tratamiento es multidisciplinario e individualizado.
Ejercicio físico: Entrenamiento de resistencia
Es el pilar del tratamiento. El levantamiento de pesas o ejercicios con bandas elásticas ha demostrado aumentar la masa muscular, fuerza y funcionalidad.
- Frecuencia: 2 a 3 veces por semana
- Intensidad: moderada a alta, bajo supervisión profesional
- Combinación con ejercicios aeróbicos y de equilibrio (Tai Chi, caminatas)
Nutrición: Aporte proteico adecuado
- Recomendación: 1.0 a 1.5 g/kg de peso corporal/día en adultos mayores con Sarcopenia
- Fuentes: carnes magras, pescado, huevos, legumbres, productos lácteos
Suplementación
- Proteína de suero (whey protein)
- Vitamina D: comúnmente deficiente en adultos mayores, se ha asociado a menor fuerza muscular
- Creatina: puede ser beneficiosa en combinación con ejercicio
- Omega-3: sugiere potencial antiinflamatorio y anabólico
Tratamientos farmacológicos (en estudio)
Aunque no hay fármacos aprobados específicamente para Sarcopenia, se investigan:
- Agonistas de los receptores androgénicos selectivos (SARMs)
- Hormona del crecimiento e IGF-1
- Inhibidores de la miostatina
Estos aún están en fase experimental y no se recomiendan de forma rutinaria.
Intervenciones integrales
El enfoque debe involucrar:
- Geriatras
- Nutricionistas
- Kinesiólogos
- Médicos especialistas según comorbilidades
Prevención: clave en el adulto mayor
Algunas recomendaciones que pueden ayudar a prevenir el desarrollo de la Sarcopenia incluyen:
- Estilo de vida activo: caminar, nadar, practicar yoga o bailar ayuda a mantener la función muscular. Lo ideal es comenzar desde etapas tempranas de la vida, pero nunca es tarde para comenzar
- Dieta balanceada: una alimentación variada, rica en proteínas, micronutrientes y antioxidantes, previene la pérdida muscular y fortalece el sistema inmunológico
- Control de enfermedades crónicas: la Diabetes, la Hipertensión, el Cáncer y otras patologías deben ser tratadas adecuadamente para evitar su impacto en la masa muscular
- Evaluaciones periódicas: en adultos mayores, especialmente a partir de los 65 años, es recomendable realizar controles anuales de fuerza y masa muscular para detectar signos tempranos
Consecuencias de no tratar la Sarcopenia
Ignorar la Sarcopenia puede llevar a complicaciones severas:
- Mayor riesgo de caídas y Fracturas
- Discapacidad funcional
- Dependencia de terceros
- Mayor tiempo de hospitalización
- Deterioro Cognitivo y emocional
- Aumento de la mortalidad
En Chile, donde el 19,6% de la población ya supera los 60 años, abordar la Sarcopenia como una prioridad de salud pública es fundamental.
La Sarcopenia es una condición silenciosa pero significativa que afecta a una proporción importante de los adultos mayores en Chile. Aunque forma parte del envejecimiento, no es inevitable ni irreversible. A través de un enfoque preventivo y terapéutico basado en ejercicio físico, nutrición adecuada y atención médica especializada, es posible mantener la masa y función muscular, promoviendo así una vejez activa, independiente y saludable.
Si eres mayor de 60 años, o cuidas a alguien en este grupo etario, consulta con un especialista en Geriatría o Medicina del Deporte. Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre la dependencia y la autonomía.